Tiempo ha pasado desde que el 23 de junio de 2016 se aprobase en referéndum la salida de Reino Unido de la UE. Y tiempo ha pasado también para que las diferentes administraciones públicas españolas meditaran al respecto y tomasen medidas para tratar de paliar los perniciosos efectos que el Brexit acarreará para la economía del Campo de Gibraltar.
El pronóstico, a grandes rasgos, es conocido: el adiós al mercado europeo de muchas de las empresas que operan desde Gibraltar (sector financiero, seguros, juego online…) pone en cuestión la continuidad de muchas de ellas y, con ello, los puestos de trabajo que generan de forma directa, indirecta e inducida y que ejercen en gran medida los 10.000 españoles que trabajan en el Peñón. A ello se une la caída de la libra, con una notable pérdida del poder adquisitivo de todos aquellos que cobran en libras y compran en euros, y las dudas sobre el grado de fluidez del paso fronterizo por la Verja.
Ayer, una multitudinaria manifestación celebrada en las calles del centro de La Línea sirvió para recordar a quien tuviese oídos que en estos tres años y medio transcurridos poco se ha hecho para anticiparse a esos problemas y buscar alternativas de futuro para una población que, aun sin Brexit al que culpar, arrastra en muchas zonas una situación de desempleo y de deterioro social alarmantes.
El Gobierno de la nación ha trabajado bien estos años en materia de seguridad, pero esa apuesta, aun siendo obviamente necesaria para frenar a las mafias de la droga y del contrabando, no guarda relación alguna con el Brexit. Las inversiones públicas en infraestructuras y, las más importantes, en materia educativa y de formación para el empleo, no han llegado, bien porque se quedaron en el cajón de unos presupuestos que no acabaron de ver la luz, bien porque desde Madrid o Sevilla se sigue sin ser consciente de la trascendencia del problema. ¿No es paradójico que buena parte del futuro del Campo de Gibraltar se jugase ayer en la Cámara de los Comunes, donde una vez más se aplazó la decisión sobre cómo y cuándo dirán los británicos adiós a la UE?
Al igual que en 1969, con aquel fatídico cierre de la Verja que provocó un desgarro en miles familias y vidas truncadas de la noche a la mañana, nos encontramos en un momento clave, solo que en esta ocasión no hay siquiera esbozado un plan b al que agarrarnos. El impulso dado al Puerto de Algeciras y la creación del polo industrial, con todos los matices justificados que cada cual quiera poner sobre su impacto y los paisajes que no recuperaremos jamás, fueron el ancla al que nos agarramos entonces para no perdernos a la deriva. Por el momento, solo promesas.
Fuente: Elisabeth Sammy para sectorgambling.com