La empresa de juegos incluye una cláusula en sus nuevos bonos, que no tendrán derecho de recompra en el caso de que recibiese una oferta de compra o se fusionase con otra.
Codere se ha puesto manos a la obra para refinanciar sus cerca de 800 millones de euros de deuda. La compañía de bingos, casinos y juego ‘online’ ha contratado a Bank of America Merrill Lynch para alargar el vencimiento de dos emisiones de bonos que expiran en noviembre de 2021. Aunque para esa fecha aún faltan cerca de dos años, la empresa española controlada por un grupo de fondos buitre ha decidido sondear el mercado ante las dudas de las agencias de ‘rating’ sobre el impacto que tendría en su solvencia la situación del negocio en Argentina.
Según distintas fuentes, Codere contrató a Bank of America Merrill Lynch en julio, momento en que el banco estadounidense ya hizo un ‘road show’ en Londres para saber si los inversores estaban dispuestos a suscribir los nuevos bonos. La respuesta fue buena, porque en ese momento no se había disparado la incertidumbre política en Argentina, donde el grupo obtenía hasta el año pasado el 40% de su negocio, ni se había desplomado su moneda local, el peso.
Pero el posible cambio en la presidencia de la República argentina tras las primarias electorales de mediados de agosto y el riesgo de crédito del país latinoamericano obligaron a Codere a tener que reconocer oficialmente un castigo de siete millones en sus previsiones de ebitda en los nueve primeros meses del año -los resultados finales los presenta mañana viernes- y a adelantar que 2020 podría ser peor si en octubre se confirma la victoria de Alberto Fernández sobre Mauricio Macri. Por eso, Codere, que pensaba lanzar la refinanciación en la primera semana de septiembre, decidió parar la operación hasta conocer el resultado final de los comicios en Argentina.
Lo más importante de esa emisión, tal y como estaba definida, es que los bonos incluían una cláusula por la cual, en el caso de fusión o ser objeto de una oferta pública de adquisición (opa), los inversores deberían aceptar al comprador. Generalmente, cuando una empresa opa a otra, los bonistas tienen el derecho a ser recomprados, por lo que a la hora de proponer la opa se debe tener en cuenta cómo cotizan los bonos y el coste de su compra.
Con la inclusión de esta condición, en el caso de que Codere fuese objeto de una opa, los nuevos bonistas pasarían a ser inversores del nuevo propietario sin derecho de recompra. Esta cláusula es muy significativa, dado el actual accionariado del grupo de juego, cuyo 80% del capital está en manos de los ‘hedge funds’ que se quedaron con la compañía cuando la sociedad entonces dominada por la familia Sampedro no pudo hacer frente a sus deudas. Los bonistas canjearon parte del pasivo en capital y se convirtieron en los accionistas mayoritarios.
Eso ocurrió en 2014, por lo que la mayoría de ellos, como Prudential y Silver Point, tienen como objetivo salir del capital en cuanto puedan recuperar su inversión. Por tanto, según reconocen fuentes próximas a la operación, esta cláusula abre las puertas a una posible fusión. Sobre todo porque la mayoría de las empresas del sector, como la también española Cirsa, están en manos de fondos de capital riesgo, por lo que las especulaciones sobre movimientos corporativos son constantes.
Mientras tanto, Moody’s ha rebajado la calificación crediticia de Codere desde ‘B2’ a ‘B3’ con perspectiva estable debido, entre otros factores, al «inestable» entorno macroeconómico y político en Argentina y al menor rendimiento operativo. En un comunicado, la empresa de juegos de azar española ha discrepado abiertamente de esta decisión.
La agencia de calificación estadounidense justifica su decisión por la falta de crecimiento de ingresos de la línea superior de Codere, un menor rendimiento operativo que el previsto anteriormente por Moody’s y un flujo de caja libre negativo sostenido. En este sentido, estima que permanecerán en negativo al menos en los próximos 12 meses, lo que podría presionar la liquidez en el futuro.
Fuente: elconfidencial.com