Carlos Felice
Es necesario llamar una vez más a la reflexión sobre las dificultades crecientes y de todo orden que enfrenta la actividad hípica en la actual coyuntura. La postergada integración lleva a desequilibrios que afectan a todos los participantes de la cadena productiva del turf. Sepamos que la crisis “permanente” del sector en parte responde a divergencias internas básicas que contraponen la unidad nacional de esta industria.
La práctica productiva e integrada de la actividad va más allá de eslóganes o famosos hashtags (como #elturfestrabajo o #elturfesunaindustria) en Redes Sociales. Se necesitan, sobre todo, consensos básicos que se impongan ante una ausencia de institucionalidad muy preocupante. Si ese rol se traslada únicamente a las autoridades nacionales o provinciales, el peligro de exclusión hacia el sector queda siempre latente. Algo de eso ocurrió con el marco regulatorio del turf en la provincia de Buenos Aires: autoridades que pretendieron justificar una reasignación de recursos aduciendo prioridades de índole social en un intento de mostrar a la actividad sólo en su aspecto lúdico y obviando su papel fundamental en la generación de trabajo e inversiones productivas.
Más allá de lo ocurrido con la denominada “Ley del Turf” y el Fondo de Reparación de Buenos Aires, desde la Unión de Trabajadores del Turf y Afines creemos que queda mucho camino por recorrer para fortalecer la industria hípica en todas las provincias argentinas regulando de manera común sus procedimientos, su financiamiento -para lograr la incorporación de más trabajadores al sistema y más stock equino- y con una autoridad de aplicación conformada por los diferentes sectores que habilite criterios para el desarrollo general de la actividad.
En una visión más federal, el turf arrastra una crisis sumamente aguda por la falta de gestión estatal en un panorama desalentador. Salvo unas pocas excepciones, los Jockey Clubes e hipódromos del interior del país carecen de herramientas genuinas para darles una mínima organización a propietarios, profesionales, trabajadores y aficionados. La postergada Ley Federal, la concentración de escenarios y la endeble situación en Buenos Aires y Capital Federal son factores que conducen a una severa caída de la actividad en todos los eslabones de la cadena productiva y competitiva. En este contexto, la comercialización de las apuestas junto a la difusión de la industria debería profundizarse para generar confianza e incentivar la oferta. Las experiencias mundiales exitosas se basan en este sistema virtuoso.
Al mismo tiempo, desde UTTA se apuesta a la capacitación constante -a lo largo y ancho del país- para profesionalizar al actual y futuro trabajador brindándole herramientas para su desarrollo. Para nuestra Unión de Trabajadores son fundamentales las nuevas generaciones, quienes continuarán con el proceso de un turf integrado y abierto. Para ello hemos firmado convenios con diferentes instituciones con el fin de expandir la formación tan específica de la actividad hípica; tarea prioritaria para nuestra organización sindical nacional.
Hemos expresado infinidad de veces que es imperativo el debate para lograr un turf integrado tanto en el aspecto competitivo como comercial. El desafío implica trabajar con fuerza hacia adentro de la actividad para mejorar las condiciones frente a la administración estatal y para que se dimensionen las ventajas y beneficios de nuestra industria. Hay que dejar de lado cualquier absurda mezquindad dirigencial para -con medidas creativas- protegernos debidamente del aislamiento que tanto nos ha perjudicado.