El magnate Steve Wynn alertó hace un año de que es una «ciudad objetivo» de ataques indiscriminados.
En septiembre de 2016, el magnate de casinos Steve Wynn ya alertó de que Las Vegas es una «ciudad objetivo» de ataques indiscriminados y divulgó una serie de medidas de seguridad, que incluían detectores de metales invisibles y efectivos especialmente entrenados para prevenir la violencia contra las multitudes. Es una incógnita si estas medidas hubieran impedido la matanza del domingo en la ciudad del estado de Nevada, con un saldo de casi 60 muertos. Stephen Paddock, un residente de la zona de 64 años, lanzó una lluvia de balas contra los 22.000 asistentes a un concierto de música country desde la planta 32 del hotel Mandalay Bay, propiedad de MGM Resorts International, grupo empresarial competencia de Wynn Resorts.
Sin embargo, esta matanza, que también causó más de 500 heridos, puede mover a los propietarios de los casinos a pensar más como Wynn, sobre quien antes de esta última carnicería se llegó a decir que estaba «obsesionado» con la seguridad, según ha explicado a Reuters un ejecutivo de una empresa de la competencia. «Puede ser un punto de inflexión», subrayó el responsable, que pidió mantener el anonimato porque las medidas de seguridad son privadas. «Todos los equipo de dirección situarán esta cuestión en el primer lugar de la lista», agregó. Reuters no pudo contactar con ningún responsable del grupo MGM.
Los hoteles de Las Vegas ya tienen una amplia seguridad concerniente al juego: patrullaje de perros en busca de drogas o bombas y un equipo que monitoriza cada paso del público, incluso infiltrado entre los jugadores.
Relevados cada dos horas
En una entrevista con la cadena de televisión KTNV de Las Vegas, a finales de septiembre de 2016, Wynn declaró que «Las Vegas es una ciudad objetivo. En Wynn hemos endurecido las medidas». En concreto, señaló que su empresa ha colocado detectores de metales y otros aparatos en cada entrada del edificio, tanto para empleados como para los huéspedes, invisibles para el público, así como guardas especialmente entrenados. «Tenemos casi cuarenta personas en cada entrada del edificio, vestidos de paisano y armados, en alerta, por turnos y relevados cada dos horas para que no se aburran», explicó el responsable de Wynn Resorts.
«Hemos tomado medidas extraordinarias para asegurar la protección de nuestros empleados y huéspedes del hotel», argumentó Steve Wynn. Estos comentarios fueron corroborados el lunes, tras la matanza en un concierto de música country, por el portavoz de la compañía, Michael Weaver.