La concurrencia es mucho menor a temporadas anteriores. El tradicional lugar de apuestas luce con mesas de ruleta, black jack y demás juegos de cartas sin habilitar por la baja cantidad de asistentes.
La muy floja primera quincena a nivel turismo tiene sus consecuencias en uno de los históricos sitios marplatenses: el casino. El tradicional lugar de apuestas luce con mesas de ruleta, black jack y demás juegos de cartas sin habilitar por la baja cantidad de concurrentes.
Sin embargo, como viene pasando año tras año, las tragamonedas siguen siendo furor, sobre todo entre los mayores, quienes pueden pasar largas horas sentado delante de la misma gastando plata y en algunos casos, ganando cifras que rozan los 3000 o 4000 pesos.
“Se nota que es una de las temporadas más bajas de los últimos años. Desde que trabajo acá, que hace más de 10 años, no recuerdo que no hayamos habilitado mesas de ruleta por falta de gente. Si en plena temporada alta está así, ni me quiero imaginar lo que será en mayo o junio”, nos comentó al pasar un crupier del establecimiento, quien pidió reserva de identidad puesto que los empleados del establecimiento no pueden hablar con los medios.
“Hay algunas personas que son muy habitué del lugar. Vienen todos los días y en algunas oportunidades lo hacen dos veces por día”, agregó la fuente consultada. “Soy un viejo jugador y te puedo asegurar que en mi vida ví algo como esta temporada. Mesas cerradas en plena temporada alta es algo impensado. Cuando entré te juro que no lo podía creer. Pero igual, creo que los marplatenses nos merecemos que haya poca gente en la ciudad y en el Casino porque tratamos mal a los turistas, los matamos con los precios y por eso se van a otro lado”, nos contó un hombre de unos sesenta años que se encontraba en la puerta del establecimiento después de haber jugado.
Otras épocas
En las décadas del 60 y 70, se generó una “costumbre” entre las personas que visitaban a diario el Casino central de Mar del Plata: si perdían todo su dinero, cruzaban de calle a las diversas joyerías de la zona, a vender sus alhajas, relojes y anillos para poder seguir jugando.
Crónica quiso saber si esto se seguía realizando y charló con el dueño de un establecimiento de la costa.“Ese mito y leyenda, fue cierto, no te voy a mentir. Venían las personas, entraban, se sacaban los collares, los anillos y nosotros se lo empeñábamos o comprábamos, dependiendo el caso. Pero ahora hace fácil 8 o 10 años que eso ya no sucede. Pasa muy de vez en cuando, casi nulo”, afirmó el hombre quien pidió reserva.
“Hace más de 35 años que tengo la joyería en este lugar. Antes venían las señoras y los hombres, se sacaban todo y seguían jugando. Por día podíamos llegar a hacer 10 kilos de oro. Ahora, con suerte, viene una o dos personas por día a vender para seguir jugando y llegamos a los 150 o 400 gramos. Nada si lo comparamos con las otras épocas”, se lamentó el sujeto, quien graficó el presente que se está viviendo en La Feliz: “Hoy vas al Casino y hay mesas cerradas. Eso jamás lo ví, jamás”.
“Cuando empecé, al lado tenía otra joyería, hoy hay una heladería. Con el dueño del otro negocio teníamos gente constantemente entrando y saliendo. Ahora pocos clientes. Cambiaron los tiempos y hoy en día está mucho más dura la mano que en otras épocas…”, sentenció la fuente consultada.
Por Mariano Atanasoff
Enviado especial a Mar del Plata
cronica.com.ar