Un estudio publicado por la revista Nature cuenta la aplicación de testosterona en jugadores y sus decisiones con respecto a la estrategia de sus apuestas.
El pasado 4 de Enero, la prestigiosa publicación Nature publicó un estudio donde asociaron el comportamiento de los jugadores en la mesa de poker tras serles aplicados un tratamiento con testosterona.
Este experimiento estaba encabezado Jack Van Honk, y se titula “Effects of Testosterone Administration on Strategic Gambling in Poker Play”. Algo que ha llamado la atención de muchos jugadores y expertos en el poker alrededor del mundo, dado que la prueba se centraba en los heads-up y en los faroles.
Los estudios por parte de los profesionales se realizaron en veinte mujeres jóvenes totalmente sanas, entre 19 y 26 años, y que se presentaron voluntariamente al experimento. A todas ellas se les hizo el mismo estudio. En la primera sesión, todas ellas tomaron 0,5 mg de testosterona, mientras que en otra, siete días después, se les suministró una dosis de placebo.
“Hemos reclutado exclusivamente a mujeres porque los parámetros críticos (tiempo y cantidad) para la inducción de los efectos neurofisiológicos después de la administración de la testosterona son conocidos en las mujeres, pero no en hombres”, comentaron los investigadores.
Tras ello, el equipo liderado por Van Honk mostró como resultado que “después de administrar testosterona a los participantes, farolear se vuelve más explotable para el oponente, ya que el farol es fuertemente dependiente del valor de la mano y, en consonancia con eso, el farol frío (cold bluff) disminuye. Por lo tanto, la administración de testosterona induce a los jugadores a tener una estrategia menos rentable”.
Por tanto, se muestra en el estudio que conseguir hacer un Three-Barrel Bluff, se hace más que complicado.
¿Por qué? Muy sencillo. El estudio demuestra que con el aumento de la testosterona, esta está relacionada con el comportamiento humano y con la habilidad de buscar un estatus social o en cualquier aspecto, sin tener en cuenta las desventajas que se pueden crear con ello. “La testosterona ha estado asociada con el egoísmo económico y con comportamientos materialistas”, señala el estudio en su preámbulo.
“Aquí mostramos como la administración de testosterona a la hora de realizar faroles en el poker reduce significativamente los faroles al azar, así como los cold bluff, al mismo tiempo que aumentan los calls. Nuestros datos sugieren que la testosterona en los seres humanos motiva principalmente la búsqueda de la buena reputación o estatus, lo que provoca comportamientos económicamente desventajosos”, finaliza.
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