El flujo de caja del grupo fue superior a los 24 millones durante el año pasado, 0,8 millones más que en 2013, y mostró un beneficio consolidado de 4,9 millones de euros frente a los 6,3 millones de euros del año anterior.
El holding Conei Corporación Siglo XXI ha sumado 4,9 millones de beneficios en 2014, cifrando los números del negocio en 210 millones, que reflejan una contabilidad consolidada que ha aumentado las ganancias en un 13% sobre 2013. Estas sumas son equivalentes a los niveles de negocio que tenía Conei hace seis años, en esa época la empresa facturó 213 millones.
La gestión durante los últimos meses ha estado a cargo de Nuria Lao, hija del empresario Juan Lao. El holding ha alcanzado un flujo de caja superior a los 24 millones de euros durante 2014, en contraste a los 23,2 millones que se alcanzaron el año anterior, y ha mostrado un beneficio de 4,9 millones de euros, que significan unos 1,4 millones de euros menos respecto al beneficio de 2013.
La sociedad, cuya sede central está en Sant Cugat del Vallés, tiene participaciones en más de 60 compañías dedicadas a la explotación de máquinas recreativas, bingos y salas de juego principalmente. Las máquinas recreativas han generado unos ingresos de 165 millones de euros, convirtiéndose en el grueso del negocio. Con la venta de cartones de bingo han ganado casi 19 millones de euros, mientras que, por ejemplo, la recaudación de las mesas de juego del casino de Lloret, del que el holding tiene un 75% en posesión, ha ascendido a 3,4 millones de euros. También han sumado la fabricación y comercialización de máquinas de premio aportando 23 millones.
Conei Corporación Siglo XXI tiene en posesión unos activos de 262 millones de euros, con 730 empleados y 143 millones de euros de recursos propios. Las altas tasas sobre el juego que hay en España provocaron que el negocio tuviera que satisfacer durante el año pasado un total de 40 millones de euros en impuestos. El holding es de Juan Lao Hernández y su familia. Se originó cuando a finales de los 90 el empresario y su hermano, Manuel, acordaron separar sus negocios industriales y de juego, que hasta esa fecha habían ido de la mano. Manuel pago 105 millones de euros a Juan para quedar como único propietario de Cirsa.
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