El miércoles pasado, los consejeros del Biobío reiteraron su votación contra Boldt-Peralada y ratificaron el apoyo a Marina del Sol. El argumento de la ludopatía, al parecer, fue olvidado una década antes.
El 24 de mayo de 2006 los consejeros regionales del Biobío otorgaron 21 de los 22 votos posibles al proyecto para construir un casino –Marina del Sol– en Talcahuano. La iniciativa apostaba a instalarse a pocas cuadras del conocido centro de formación técnica Inacap. No solo eso. Incluía también como parte de su propio proyecto un colegio, hoy llamado Etchegoyen, el mismo que habitualmente desarrolla actividades en el casino, como licenciaturas de distintas promociones.
En su decisión, los consejeros debieron analizar si la comuna cumplía con las condiciones para recibir un casino. Pero también debían evaluar el impacto del emplazamiento del proyecto en la Estrategia de Desarrollo Regional (EDR). La EDR vigente en ese momento era la aprobada en 2000, cuando el intendente regional era Jaime Tohá.
En su capítulo F, que apuntaba a “mejorar calidad de vida y convivencia entre las personas”, la EDR fijaba como tercer objetivo general “promover la salud, fortalecer el acceso y mejorar la calidad de atención», teniendo como objetivo específico “promover estilos de vida saludable y hábitos de autocuidado”.
El miércoles pasado, algunos de los consejeros que votaron en 2006 por autorizar la instalación del casino de la familia Imschenetzky –incluyendo el colegio que era parte del propio proyecto y sin dudar de que se ubicara cerca de un centro de formación técnica– decidieron cambiar su posición. La votación del Core deberá ser ratificada en la decisión final del Consejo Resolutivo de la Superintendencia de Casinos y Juegos (SCJ), el cual se reúne este martes, aunque en la tabla no estaría el sonado caso de Chillán.
Entre esos consejeros que estaban en 2006 y que hoy se repiten, se cuentan Patricio Pinilla Valencia (DC), Mario Morales Burgos (PS), Juan López Ferrada (PS) y Claudio Eguiluz Rodríguez (RN). Todos votaron en contra del proyecto de Boldt-Peralada, que planea instalarse a casi 250 metros de la Universidad Pedro de Valdivia en Chillán, medio kilómetro más que la distancia que tendría el proyecto que sí cuenta con los votos de los consejeros, el proyecto de Imschenetzky.
Esta vez, la EDR a considerar era la aprobada en 2008, que continuó vigente hasta 2015 y es la que deben considerar, según explicó a este medio Eduardo Muñoz, presidente del Core.
Dicha EDR en su lineamiento estratégico número 7, denominado “Fortalecimiento y promoción de las manifestaciones culturales, la identidad regional, el desarrollo integral, saludable e inclusivo de la comunidad regional”, plantea en su bajada, como orientación, el “rescatar y fortalecer las manifestaciones artístico-culturales de sus habitantes, a promover hábitos de vida saludable y la práctica deportiva, a valorar y usar adecuadamente su legado patrimonial, con énfasis en su identidad cultural, adoptando enfoque intercultural de gestión….”.
Más concretamente, señala en su objetivo estratégico número 3, del mismo lineamiento, la necesidad de «incrementar las instancias y oportunidades para la formación, práctica, difusión de las diversas manifestaciones culturales, deportivas y de vida saludable de la región”.
En particular, para el objetivo de vida saludable plantea un programa regional de promoción, precisamente, de estilos de vida saludable: ambos enfocados en programas de salud. Respecto de la salud y la vida saludable, establece “fortalecer los programas orientados a la prevención de la obesidad, el consumo de drogas, la violencia intrafamiliar y de la vida de adulto mayor saludable”, junto con «fortalecer los grupos de promoción de la salud y desarrollo integral”.
En su última sesión del miércoles pasado, el consejero Javier Avila leyó el informe que preparó la subcomisión de Gobierno que se encargó de preparar un análisis sobre el proyecto de Boldt para analizar si no afectaba la EDR. La integraron: Hernán Alvarez, Hugo Cautivo, Óscar Gutiérrez, Edmundo salas, Luis Santibáñez, Javier Ávila (que presidió) y Alicia Yáñez. La mayor parte de ellos ya había votado en contra del proyecto de Boldt, Casino Resort Chillán.
Al dar su voto, Alicia Yáñez informó que decidió retirarse de la referida instancia porque “los argumentos que presenta esta subcomisión no satisfacen y estos informes fundantes que tienen que ver el tema de emplazamiento e impacto en la EDR no dan respuesta a que efectivamente (se pueda) decir a uno que sí y a otro que no”, expresó, advirtiendo que “los dos proyectos son muy similares”.
La totalidad de los consejeros que votaron en contra de Boldt asumió como propios los argumentos de la instancia que presidió Ávila.
¿Qué dijo Ávila? “Se observan externalidades negativas que atentan contra los lineamientos específicos de la EDR, en orden a incrementar instancias y oportunidades para la formación, práctica, difusión de las diversas manifestaciones culturales, deportivas y de vida saludable” de la región. Lo anterior, extraído de la EDR 2008-2015.
Ávila extendió su explicación indicando que “el emplazamiento propuesto al encontrarse colindante con centro de estudio como la universidad Pedro de Valdivia se opone a estos lineamientos toda vez que no promueve hábitos de vida saludable”, apuntando que, para segmentos de 18 a 24 años, establecimientos de juegos de azar no promueven hábitos de vida saludable, como “podrían ser parques, bibliotecas o teatros”.
En esta parte, Ávila hizo notar la responsabilidad legal que les correspondería como consejeros si aceptaran un proyecto como el de Boldt. “(El proyecto) atenta directamente contra los lineamientos de la EDR señalados, circunstancia que obliga a esta autoridad, en cumplimiento de sus deberes jurídicos de preservar dicha estrategia e informar desfavorablemente dicha solicitud”, recalcó en una veloz lectura.
Los estudios
Ávila dio a conocer tres estudios para respaldar la posición de la subcomisión respecto al daño que generaría el proyecto de Boldt en cuanto a la ludopatía.
El primero fue “Estudiantes universitarios y juego patológico. Un estudio empírico en la Universidad de Murcia”, que forma parte de un texto denominado “Estudios de Psicología” del año 2011 y que el abogado de Boldt calificó como informes “sacados de internet”. Se trata de un documento de 7 páginas, del cual Ávila cita dos líneas. Por un lado, para señalar que “en jóvenes y adolescentes, el juego patológico presenta una prevalencia significativamente más elevada que en los adultos” y, por otro, que un 4% de los casos estudiados presentaron evidencia de probables jugadores peligrosos.
El segundo fue un trabajo de María Ruiz Reynosa, una estudiante que postulaba al título de psicóloga clínica en la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, de enero de 2013, denominado “Bienestar psicológico en adultos jóvenes con características de ludopatía”.
Finalmente, Ávila citó un “documento” de Fundación Belén, que no tiene título ni páginas, pues no es un estudio sino solo un texto que presenta distintos elementos, entre ellos, los factores que favorecen la ludopatía, como leyó textualmente el consejero.
Eso explica que Ávila señalara luego que dichos documentos sirven “solo a mayor abundamiento de la subcomisión”, pues lo central es la coherencia con que dicha instancia razonó. Y aun más, dijo Ávila, lo principal es la señal que les dio la Corte de Apelaciones de Concepción al indicarles, en el considerando 20, que “informes similares a los anteriores podrían considerarse como un aval de lo razonado”.
Y es que, a pesar de haber pasado en dos ocasiones por tribunales, estos aún no resuelven a qué se refiere la ley al dictaminar que un Core debe analizar el impacto del emplazamiento de un proyecto de casino en la estrategia de desarrollo regional.
Según Boldt, ello significa en la práctica que el Core no puede elegir a un proyecto sobre otro. Los consejeros penquistas, en cambio, siguen sosteniendo que pueden decidir quién gana el concurso.
Esta vez, el Core no entró en detalles sobre el segundo cuestionamiento que hicieron en la segunda votación de mayo pasado, donde aludieron a la falta de autosuficiencia energética de Casino Resort Chillán y a que estaba conectado al Sistema Interconectado Central (SIC), pese a que lo mismo ocurriría con el proyecto de Marina y también era así con el de Dreams, ya retirado del proceso.
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