Era la gran posibilidad de dar un salto bien hacia arriba y terminó como un golpe al corazón sin aviso. Terminó a 36 cuerpos de diferencia de la yegua ganadora Anable. Mucha ventaja, muy lejos, casi perdido en un último puesto. Es razonable que un caballo al cambiar de clima, de país, con un viaje en avión de más de 20 horas, pueda mermar su rendimiento.
Hay quienes hablan de la cancha, del piso, del tener que correr al revés, de manera muy distinta a Palermo y San Isidro. También están los que dicen que el cambio de jinetes tampoco ayudó para un mejor papel. James Spencer fue elegido en lugar de Juan Cruz Villagra, por eso de que conocía mejor la pista. No aportó nada a la hora de la verdad.
Sixties Song fue invitado a un escenario tan lujoso, tan lleno de figuras de primer nivel jerárquico como el Hipódromo de Ascot. Para eso debió entrenar en la cancha del Hipódromo de Palermo sobre el césped durante más de 30 días. Para eso sus responsables decidieron cambiar el jockey a quince días de la carrera. Juan Cruz Villagra, con parte de la razón, se enojó y mucho.
Habrá que trabajar y empezar de nuevo para que Argentina sorprenda con caballos de larga distancia, de fondo. Ha quedado muy añejo el recuerdo de Forlí, Gentleman, Candy Rye. Argentina supo tener clase alta y merece volver a tenerla.
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