Los juegos de apuestas en México son considerados una actividad vulnerable en México, lo que significa que están sometidos a un escrutinio particularmente estricto por parte del SAT. La idea es prevenir el lavado de dinero, por supuesto. Sin embargo, en opinión del panel de especialistas y académicos que presentaron el estudio Diagnóstico del marco normativo y tributario de los juegos con apuestas, las regulaciones a los juegos de azar son excesivas.
En opinión de Mauricio González, presidente de Grupo Gea, por cada peso que los consumidores de casinos gastan, hay un efecto multiplicador de dos a uno; es decir, por cada peso gastado, la cadena de actividad económica generada lo duplica. Además, por cada mil millones de pesos se generarían alrededor de 13,000 empleos.
Esta actividad económica, dice Mauricio, tiene una magnitud nada despreciable, pues representa el 0.14% del PIB. Según sus estimaciones, si las autoridades tomaran medidas pertinentes e hicieran una legislación adecuada (la actual Ley Federal de Juegos y Sorteos data de 1947), podría duplicarse o triplicarse. Si hubiera, como espera podría pasar, 28,000 millones de pesos adicionales, se crearían nada menos que 364,000 nuevos empleos.
Actualmente, los juegos de azar son regulados principalmente por la Secretaría de Gobernación, lo que en opinión del especialista es muy revelador, pues el gobierno mira esta actividad más con una óptica de gobernabilidad que como una oportunidad económica que podría ser explotada. Debido a la legislación excesivamente restrictiva, la autoridad se afecta a sí misma, pues al reducirse el gasto de los consumidores, los ingresos recaudatorios por esta actividad económica, se reducen. Pues, dijo, no es de extrañar que alguien juegue menos si sólo va a recibir entre 20% y 30% de lo que ganó, cuando podría ganar entre el 60% y 70%.
Según Gabriela Ríos Granados, autora de la parte tributaria del estudio, el gobierno no cuenta con una regulación para las apuestas en línea. Es más ni siquiera tiene cifras sobre cuánto dinero se mueve en nuestro país en este tipo de plataformas. Es decir, mientras a los juegos de apuestas presenciales, como casinos e hipódromos, los tiene ahorcados con un control demasiado estricto, las apuestas en línea se le escapan del radar.
Hasta el momento se han presentado iniciativas para crear una nueva ley que regule los juegos de azar en nueve ocasiones, pero ninguna ha rendido frutos. El gobierno está dejado pasar una importante oportunidad de negocios.
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