Marina del Sol critica licitación de casinos, se margina del proceso y apuesta por Brasil

Nicolás Imschenetzky, presidente de la sociedad operadora, asegura que están a la espera de la aprobación de una ley de casinos en el gigante sudamericano y que ya se han reunido con grupos locales.

A fines de septiembre, en Las Vegas, Marina del Sol y Clairvest, sus socios canadienses, tomaron lo que califican como una difícil pero necesaria decisión: no participarán en la próxima licitación de casinos municipales, cuya presentación de ofertas será el 4 de noviembre.

Después de este proceso, los siete casinos municipales pasarán a engrosar la lista de recintos de juego fiscalizados por la Superintendencia de Casinos de Juego (SCJ), que es conocida como la «nueva industria», en la que hoy operan casinos como Monticello.

Tal como ocurrió en 2005, cuando se entregaron las primeras licencias de la «nueva industria», el actual proceso ha sido cuestionado por más de un grupo, que incluso han llegado a tribunales a tratar de paralizar el proceso.

En el caso de Marina del Sol, sus críticas apuntan a las bases de licitación y los desembolsos que deberán hacer de adjudicarse una plaza. Un ejemplo: actualmente, los casinos de la nueva industria pagan cada año impuestos específicos al juego. Un 10% de los ingresos brutos va a los municipios y otro 10% a los gobiernos regionales. Sin embargo -reclama Marina del Sol-, los nuevos operadores de los siete casinos en licitación deberán pagar dichos impuestos, pero además se suma el pago de una oferta mínima garantizada anual, con montos que van desde las 14 mil UF anuales para el caso del casino de Puerto Natales, hasta las 596.170 UF anuales para Viña del Mar, lo que también irá a las arcas municipales. «Los montos fijos están demasiado justos y dejan cero o muy poco de margen al negocio», dice Nicolás Imschenetzky, presidente de Marina del Sol.

Esta firma, que ya opera los casinos de la «nueva industria» en Talcahuano, Osorno, Calama y Chillán, estudió a fondo las bases de cuatro de los siete casinos en disputa (Viña del Mar, Coquimbo, Iquique y Puerto Varas), y decidió que no pujará por ningún recinto de juego, asegura Imschenetzky. «No participaremos en ninguno de los siete procesos, salvo que por la vía judicial o la administrativa o alguien decida que hay que ponerle un parelé a esto, revisarlo, corregirlo y darle los tiempos necesarios», dice.

«El proceso en sí es un Frankenstein», señala, y pone un ejemplo: en el proceso de licitación de la «nueva industria» se contempla hacer un proyecto integral, que podía incluir hotel, un centro de convenciones, etc., que tenía un plazo distinto a la construcción del casino. En esta nueva licitación, el proyecto integral se redujo a un monto mínimo garantizado que los operadores pagan a los municipios, pero si quieren hacer obras adicionales, como un hotel, no tienen un plazo especial, sino que es el mismo que para el recinto de juegos.

¿La decisión de Marina del Sol es una medida de presión?

«Si a alguien presionamos con esto y lo presionamos de buena manera, bienvenido sea. Presión en el buen sentido de la palabra, en el sentido de que no nos sentimos capacitados para postular, porque las condiciones no están dadas (…) Lo que no queremos es poner la plata, pagar intereses y no recuperarla nunca», plantea.

Descarta que la decisión se haya tomado debido a que recientemente se adjudicaron el casino de Chillán, proyecto en el que deberán desembolsar US$ 56 millones. Asegura que tenían las líneas de financiamiento para postular a los cuatro casinos municipales, pero reitera que los números del negocio no dan. En el caso del casino de Viña del Mar -ejemplifica-, se están prácticamente duplicando los impuestos que debe pagar el operador. (Ver recuadro).

Corte no acogió solicitud de detener la licitación

Marina del Sol ya venía dando indicios de que no estaba conforme con el proceso. A mediados de año presentó una acción legal impugnando las bases de licitación de los casinos de Viña del Mar, Coquimbo, Iquique y Puerto Varas. Entre otros puntos, alegaban desprolijidad en los antecedentes entregados por los municipios y los actuales operadores. Por ejemplo, aseguraban que la municipalidad de Viña del Mar informó que dicho casino atendía a 814 mil clientes al año, pero unos meses después Enjoy, el operador de ese recinto de juegos, habló de 1,5 millones.

Otro punto que cuestionaron es la falta de ecuanimidad de la información entre el operador de un casino y los candidatos. Aunque Imschenetzky reconoce que es natural que el operador actual conozca más en detalle el negocio que un nuevo oferente, asegura que no hay certezas sobre datos básicos, porque no fueron auditados. «Para postular a la licitación, la Superintendencia de Casinos (SCJ) nos entregó algunos números (ingresos brutos, el aporte al municipio por el casino, el número de visitantes, la oferta de juegos, además del sueldo de los trabajadores) con un recuadro que decía que estos números no habían sido ni procesados ni validados por ellos. Con esos números tenemos que postular ante alguien que tiene 30 años de historia (en el caso de Enjoy en Viña). Es muy difícil. Los riesgos que están asumiendo los actuales operadores son inferiores a los que podemos asumir nosotros», asegura.

Con su acción legal, Marina del Sol buscaba como primera medida que se detuvieran las cuatro licitaciones que impugnó, pero esa solicitud no fue acogida por el tribunal. «Nuestros procesos legales van a seguir adelante, porque nuestra expectativa es que la Corte de Apelaciones de Santiago logre revisar esto y darse cuenta de que las incongruencias que vemos son de verdad. Podemos estar equivocados y quedar fuera del proceso por tontos, en buen chileno, pero creemos que tenemos razón», afirma Imschenetzky.

¿Cómo se entiende que hayan visto las bases de esos cuatro casinos en profundidad, las hayan impugnado, y ahora decidan no ir?

«Por lo mismo. Si estamos diciendo ante la corte que esto está mal, no podemos postular. Es incoherente», responde.

En Brasil se licitarían casinos, salas de bingo y tragamonedas

La decisión del grupo es crecer fuera de Chile, aunque sin plazo para concretarlo.

Uno de los países que están viendo con fuerza es Brasil. De hecho, durante septiembre, Imschenetzky viajó tres veces a distintas ciudades de ese país. ¿La razón? Está anunciada para diciembre una ley de casinos que no contemplaría montos mínimos garantizados, como sí lo exigen los casinos actualmente en licitación en Chile. La ley brasileña entregaría licencias de casinos, de salas de bingo y de tragamonedas en distintas ciudades de Brasil. Marina del Sol está evaluando participar en los tres frentes.

¿Por qué apostar por Brasil?

«Son 200 millones de habitantes. Solo en San Pablo son 27 millones, en Río de Janeiro son 18 millones. Cualquier ciudad de más de un millón de habitantes es súper interesante, aunque tenga que compartir licencias ahí», responde.

Sin dar nombres, asegura que la idea es instalarse en un casino con socios locales, y precisa que ya han hablado con cinco grupos y tres bancos. «Vimos posibilidades y locaciones en nueve ciudades. Hemos conversado con grupos del rubro de la entretención y turismo, inversionistas e inmobiliarios», detalla.

¿Hay otro país de la región que les interese?

«Hemos viajado a Perú, Uruguay, Colombia y Panamá. Pero, sin lugar a dudas, el que congrega más la atención es Brasil».

Avances en el casino de Chillán:

Antes de Fiestas Patrias presentamos el anteproyecto de construcción», explica Nicolás Imschenetzky sobre el casino de Chillán que se adjudicaron a principios de septiembre. En diciembre prevén tener los permisos para iniciar las obras con la proyección de abrir las puertas del casino el próximo año.

economiaynegocios.cl

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