Desde que se reguló y cerró el mercado en 2012, las cifras del póker online han descendido de forma considerable. Esta reducción de dinero en movimiento ha provocado que muchos jugadores se decanten por el uso de salas ilegales. Los especialistas piensan que la solución ante estos problemas podría ser la liquidez compartida.
El perfil de jugador español está muy definido. Mientras los de mayor edad prefieren la lotería, los más jóvenes se decantan por las apuestas deportivas y el póquer. Este público objetivo y la situación de la industria están creando un conflicto de intereses entre el Estado, los operadores y los usuarios.
La tendencia general de los dos últimos años en el póker online es descendente. A finales de octubre, la Asociación Española de Juego Digital, citaba el informe de Pokerscout para mostrar datos de su decadencia en España. La empresa, especializada en medir este tipo de valores en Póker Online, afirmaba que el sector movía antes de la regulación entre 80 y 120 millones anuales en España, pero esa cifra ha caído ahora a la mitad.
Según una investigación de la Fundación Codere y la Universidad Carlos III de Madrid, cerca de la mitad de los jugadores de póker activos en España están registrados en salas ilegales ante la escasa cantidad de dinero que se mueve y la limitación de horarios que supone el enfrentarse exclusivamente a usuarios españoles.
El problema es difícil de solucionar. Desde ámbitos especializados se apuesta por una liquidez compartida que permita a los jugadores españoles compartir mesas contra jugadores de otros países europeos. Este tipo de liquidez compartida daría al mercado un impulso que perdió tras la regulación en verano de 2012.
Esta medida, de tener unas fronteras abiertas y una regulación más ligera, ya está presente en los países nórdicos y Reino Unido, y parece, viendo las cifras, que de momento, este modelo está funcionando mucho mejor.
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