¿Puede una sala proteger a los jugadores malos de los buenos? ¿Es correcto que lo haga? La respuesta, imagino, dependerá de si responde un aficionado o un profesional.
Algunas compañías, como Party Poker, han empezado a separar a los pececitos de los tiburones (en España todavía no), algo que parece de sentido común en cualquier acuario, pero que en el mundo del poker online ha dividido a la comunidad.
Cuidar el ecosistema de una sala, mantener su equilibrio, es una de las bellas artes de una empresa rentable. El póquer por internet necesita la entrada masiva de jugadores en la base para que los de la cúspide puedan sobrevivir. El problema llega cuando los pececitos están tan escaldados que ni se acercan a algunas aguas. Todo el mundo sabe que PokerStars, por ejemplo, tiene quizá las aguas más peligrosas de los siete mares. A cambio, ofrece más partidas y torneos que nadie, y por tanto los mejores premios para los que sobrevivan.
En la página web AintLuck.com contaban que Party Poker ha empezado a experimentar con una sobreprotección de los aficionados más débiles. Un representante de la sala respondía incluso a las dudas de los foreros de TwoPlusTwo y aseguraba que están «probando nuevas funciones para hacer que el póquer sea más divertido y entretenido para los jugadores experimentados y para los nuevos». Sus estudios, añadía este portavoz, les dicen que los últimos «disfrutan más ni se enfrentan a jugadores de una habilidad similar» (normal) y no pierden el dinero tan rápido. Por eso les han reservado unas «mesas de bienvenida» exclusivas para ellos. Eso sí, si alguno se quiere suicidar en el resto de mesas, no se oponen a ello.
Según cuentan en Poker Fuse, Revolution, una sala que ni siquiera está presente en nuestro país, también implantará lo que ellos llaman Fair Play Technology; es decir, separará a los jugadores según su habilidad. Admiten, eso sí, que aún no saben cómo se solventará este reto técnico. Si todo esto permite la picaresca o no es algo que se verá con el tiempo.
Federico Marín Bellón, jugar con cabeza, abc.es/blogs