Una comisión especial del Congreso brasileño se encargará de examinar un proyecto de legalización de la lotería clandestina, el popular ‘jogo do bicho’, 24 años después de que fuera presentado, informó el miércoles la página web de la cámara de Diputados.
La comisión, creada a iniciativa del presidente de la cámara baja, Eduardo Cunha, contará con 26 miembros titulares de diversos partidos que tendrán 40 sesiones para discutir sobre este proyecto de ley número 442, de 1991, antes de que se vote en el pleno.
Según el autor del proyecto a favor de la legalización, el exdiputado Renato Vianna, miembro del partido centrista (PMDB) como Cunha, el ‘jogo do bicho’ financia delitos como el tráfico de armas, de drogas o las máquinas tragamonedas. Es, igualmente, un potente instrumento de corrupción, ya que los mafiosos lo utilizan para sobornar a policías y abogados.
Los diputados favorables a la legalización pretenden que una parte del dinero de estas apuestas se destine a los ayuntamientos para la educación y la sanidad.
Muy popular en Rio de Janeiro, este tipo de lotería está controlada actualmente por organizaciones clandestinas y criminales, cuyos dirigentes -conocidos como ‘bicheiros’- suelen financiar los impresionantes desfiles de Carnaval en el sambódromo. Sus cifras pueden equipararse a las de la lotería nacional.
El ‘jogo do bicho’ lo inventó en 1892 el barón Joao Batista Viana Drummond, fundador y propietario del zoológico de Rio de Janeiro.
Para superar una crisis en sus finanzas, el barón tuvo la idea de crear esta lotería que permite al apostante escoger uno de los 25 animales del zoo. Cada especie está asociada a una secuencia de cuatro números comprendidos entre el 1 y 100.
Los nexos entre el ‘jogo do bicho’ y el carnaval se remontan a los años 1930, mientras que fue en la década de los ‘90 cuando las actividades derivadas de las apuestas comenzaron a diversificarse, especialmente con la explotación de máquinas tragamonedas.
Puede que el jogo do bicho sea técnicamente ilegal, pero eso no impide que los vendedores en las esquinas de todo Brasil ofrezcan boletos, e incluso que los resultados se anuncien en la radio.
Los jugadores pueden apostar potencialmente menos de un real y en algunas versiones ganar hasta 50.000.
Esta actividad disfruta de un estatus como parte de la cultura brasileña, tan asimilada como el propio Carnaval.
Jorge Antonio Barros, reportero investigador de crímenes de Rio, afirma que los bicheiros, que existen desde hace más de 100 años, son una especie de mafia y que históricamente han buscado asociarse con el Carnaval para disimularlo.
Otra manera de ocultar la verdad al público del lado oscuro del jogo do bicho ha sido sobornar a las autoridades: policías, jueces e incluso periodistas.
La última gran operación policial en 2007 dejó al descubierto una gran red de cohechos, e incluso acusaciones de que el resultado del desfile del Carnaval estaba arreglado.
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