Del Casino a la Casa Blanca

Aunque no se trate del tema central, no podemos obviar el interés que despierta que un empresario por demás importante del sector del juego sea hoy el presidente electo de la mayor potencia mundial.

Más allá de las simpatías, antipatías o espectativas que pueda generar su futuro gobierno, lo cierto es que el mundo ha sido profundamente conmovido por estas elecciones. Dejaremos aquí que las profecías las hagan los analístas políticos -que de estos asuntos saben más que nosotros-, los analistas económicos -que saben más que los analistas políticos-, para que finalmente la realidad haga lo que quiera porque es la que sabe más que todos.

Hoy, uno de los hombres con mayor poder político del mundo tiene las fichas en la mano. Cómo y dónde apostará, está por verse.

El republicano Donald Trump se convirtió en el presidente electo de Estados Unidos al obtener un resonante triunfo sobre la demócrata Hillary Clinton en unos comicios cuyos resultados sorprendieron al mundo.

La elección presidencial deja a la mayor economía del planeta ante una profunda división política, y al resto de la comunidad internacional en alerta debido a las preocupaciones y la incertidumbre que despertaron las propuestas de Trump, centradas en un discurso anti globalización y por momentos xenófobo.

En su discurso de victoria y en un claro intento por sanar esas heridas internas, Trump prometió gobernar para todos los norteamericanos y dijo que que recibió un llamado de Clinton, a quien elogió, para felicitarlo por su triunfo.

«Es tiempo de que nos reconciliemos como un solo pueblo unido», dijo, ante cientos de fervorosos seguidores en un hotel de Nueva York.

«Acabo de recibir una llamada de la secretaria (de Estado) Clinton. Nos felicitó por nuestra victoria, y yo la felicité a ella y su familia por esta campaña muy duramente peleada», prosiguió.

«Hillary ha trabajado durante mucho tiempo y con mucho esfuerzo por un largo período de tiempo, y tenemos con ella una gran deuda de aprecio por nuestro país», añadió.

En un desenlace que recordó al Brexit y al impactante «No» de los colombianos al acuerdo de paz con las FARC, el magnate inmobiliario devenido político ganó la Casa Blanca enfrentando a la élite política y mediática del país, incluyendo a buena parte de su propio Partido Republicano.

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