TODOS EN CONTRA

EL RECHAZO A LOS MINICASINOS ES CASI TOTAL

En España, las patronales del juego rechazan los minicasinos del Consell. A la crítica de hoteles y máquinas recreativas se unen hostelería, bingos y casinos

«Competencia imposible de afrontar, perjuicio irreparable o ceremonia de la confusión». El decreto que prepara el Consell para modificar los reglamentos del juego y permitir la apertura de salas de juego de casino y máquinas C en los hoteles ha concitado un amplio rechazo político y empresarial. Incluso los hoteleros de Benidorm, que llevan años reclamando la apertura de minicasinos para competir con destinos emergentes, rechazan la fórmula que maneja el Consell y que deja en manos de las tres empresas con licencia para operar casinos en la Comunidad la apertura de estos nuevos establecimientos. Las asociaciones de máquinas recreativas y su federación también han alegado en contra. Pero la lista es mucho más larga. La Confederación Empresarial de Hostelería y Turismo de la Comunidad Valenciana (Conhostur), las tres asociaciones autonómicas del bingo e incluso la Asociación Española de Casinos de Juego (AECJ), que representa al 85% del sector, se oponen a la iniciativa. El decreto ha sido también criticado por la oposición en las Cortes (PSPV, EU y Compromís) y por el Ayuntamiento de Benidorm.

Las críticas son de diversa índole. Así, mientras que los hoteles de Benidorm lamentan que la autorización se limite a la instalación de máquinas y no se permita usar mesas y fichas, los hosteleros consideran que estos minicasinos van a «suponer una competencia imposible de afrontar para los establecimientos de restauración que tienen máquinas de tipo B». Los hosteleros recuerdan que las máquinas C tienen más atractivo que las tipo B, lo que mermará la afluencia de clientes y perjudicará los ingresos. «En consecuencia, la aprobación de esta modificación normativa provocaría aumentar la presión sobre las empresas del sector que provocará el cierre de muchas de ellas», esgrime Conhostur.

La patronal española de los casinos, de la que forman parte Cirsa y Orenes, concesionarios de las licencias de estos negocios en Valencia y Castellón y dos de los tres teóricos beneficiarios, junto con Acrismátic en Alicante, de la reforma legal, también ha alegado en contra. La patronal considera que la instalación de máquinas tipo C perturba «el equilibrio económico de otros operadores autorizados». AECJ recuerda que limitar esta fórmula de juego a los casinos pretendía proteger los intereses de los ciudadanos y garantizar que participen en el juego «de forma responsable». Las máquinas tipo C, agrega esta patronal, son uno de los pilares de las cuentas de resultados de los casinos y la proliferación de esta oferta (hasta 67 salas) dañará los negocios de la Comunidad pero también a los de otras autonomías y provincias limítrofes. Estas empresas «no podrían sostenerse económicamente con los pequeños márgenes obtenidos en las mesas de juego, en ocasiones incluso deficitarias».

Y las tres asociaciones de bingo de la Comunidad, finalmente, esgrimen que el Consell reconoce, con esta normativa, privilegios a un subsector del juego frente a otro, al dejar en manos de los concesionarios de las licencias de casinos la apertura de nuevas salas. El cambio normativo, agregan, causaría un «perjuicio irreparable» a empresas que ya sufren la crisis.

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